
¿Por qué debería leer “Mientras escribo”, de Stephen King si no soy escritor?
Imagínate en la sección de libros de un centro comercial, con el famoso manual Mientras escribo de Stephen King entre tus manos, haciéndote esa pregunta.
Hace unos años, cuando ni en mis mejores sueños me había planteado la opción de ser escritor, me vi en esa misma tesitura.
Por eso, creo que era necesario escribir este post.
Para dejar claro que Mientras escribo, de Stephen King, no es sólo un manual de escritura, es un libro de lectura obligada para los fans del maestro, y más que recomendable para los que aún no lo son.
¿Qué es lo que voy a encontrar entre las páginas de Mientras escribo?
Te lo voy a contar desde mi perspectiva: yo estaba convencido de que iba a encontrar un manual de escritura al uso.
Por el contrario, me topé de bruces con que Stephen King en Mientras escribo lo que hace es dejar un trozo de su vida, envuelto en papel de regalo y con un hermoso lazo de tu color preferido.
Si eso no te parece lo bastante atractivo, o eres de esas personas a las que el morbo atrae sobremanera, debes saber que éste podía haber sido el libro póstumo de Stephen King.
Se encontraba trabajando en él cuando ocurrió el terrible atropello que estuvo a punto de acabar con su vida.
Ni que decir tiene que ese hecho queda reflejado en el libro, y de qué manera.
Pero vayamos por partes…
Mientras escribo: aquellas inocentes travesuras infantiles…
En Mientras escribo, Stephen King hace un recorrido por su vida de esa forma en que sólo él sabe hacerlo.
Las primeras páginas, las dedicadas a su infancia, me parecieron una amalgama de recuerdos tan intensos que, por la manera en que los cuenta, se convirtieron en una delicia.
Es tal el grado de intimidad que llega a alcanzar que a veces llegué a sentirme como un voyeur.

En esta primera parte, la camaradería de Stephen con su hermano me hizo recordar su maravilloso relato El cuerpo, que fue llevado a la pantalla con el nombre de Cuenta conmigo (en el original, Stand by me).
Aparte de llevarme las manos a la cabeza con las trastadas casi apocalípticas de los hermanos, poco faltó para que pudiera llegar a sentir el dolor de las infecciones de oído del futuro escritor.
Mención aparte merecen los métodos de los médicos de la época —que hubieran hecho las delicias de la Santa Inquisición— para conseguir que éstas remitiesen.
Cine de terror, imprenta y grapas
En Mientras escribo asistirás a los primeros pasos de Stephen King como escritor en ciernes.
Verás en primera fila aquellas noches de los fines de semana, cuando tras escaparse con su hermano haciendo autostop para ver la sesión doble de cine en el pueblo de al lado, volvía a casa para escribir su propia versión de la película que acababa de ver.
(de terror, por supuesto).
Luego, aprovechando la imprenta que tenían en el sótano, imprimía unas pocas copias para venderlas en el colegio. Una vez descontados el coste de las hojas, la impresión y las grapas, las ganancias ascendían a unos cuarenta centavos, cantidad más que suficiente para la sesión de cine de la semana siguiente.
Mientras escribo: la adolescencia de Stephen King
Los años de instituto de Stephen King siguieron íntimamente ligados a la literatura. No puedo dejar de mencionar The Village Vomit, una revista-parodia de cuatro páginas en la que no dejó títere con cabeza entre los profesores del instituto.
Sin escribir sus nombres reales, pero usando los motes con los que eran conocidos hasta por el último de los alumnos, The Village Vomit hizo reír a carcajadas a todo el instituto hasta que ocurrió lo inevitable: que un ejemplar llegó a las manos del director.

Como quiera que Stephen (¡ay, el ego del escritor!) había hecho constar su nombre en los créditos como redactor jefe, no hubo que buscar demasiado para localizar al culpable.
Los últimos años del instituto los compaginó con trabajos que odiaba, pero que llegaron a inspirar su primer cuento profesional, El último turno, que vendió a la revista Cavalier por 200 dólares.
Mientras escribo: Stephen King, adulto.
Aquí asistiremos como espectadores de excepción al primer encuentro con la que sería su esposa, Tabitha Spruce. Los años de facultad, la guerra de Vietnam, la boda, las dificultades de los primeros tiempos…

Aunque de todo ello se ha hablado en mayor o menor medida en múltiples biografías, leerlo de sus propias palabras no tiene desperdicio, sobre todo cuando entre página y página adereza los momentos dolorosos —que los hay, como en la vida de cualquier persona— con anécdotas que te harán doblarte de la risa.
Mientras escribo: por fin el éxito.
Es en esta parte donde comienza a fraguarse el que sería su primer éxito, Carrie, el que que daría comienzo a su meteórica carrera y acabaría coronándolo como Rey del Terror. No voy a desvelarte los detalles, pero una vez más no tengo más remedio que aconsejarte su lectura.
Sí te diré por si no lo conocías que, aunque Carrie fue su primer éxito, ya tenía escritas con anterioridad pero no publicadas maravillas como Rabia, La larga marcha y El fugitivo.

Las últimas páginas de esta primera parte del libro están íntegramente dedicadas a sus problemas con las drogas y el alcohol y a cómo consiguió escapar de ellos gracias a la ayuda de su mujer y sus hijos.
Por aquellos entonces, en palabras del propio Stephen King, se bebía hasta las botellas de Listerine.
Mientras escribo: el Manual.
No nos engañemos: si eres escritor o pretendes serlo, en estas páginas vas a encontrar oro puro.
Infinidad de consejos y trucos sobre cómo afrontar la escritura de tu primer manuscrito perfectamente estructurados, partiendo desde la base.
No voy a extenderme en el contenido de estas páginas entre otras cosas porque el título del post es Por qué debería leer Mientras escribo si no soy escritor, pero principalmente porque no puedo aportar la visión neutral de una persona que no se dedique a esta profesión.
A mí como escritor estos consejos, además de resultarme tremendamente útiles me parecieron una maravilla, como el resto del libro. Pero como te digo, no se trata de una opinión neutral, así que te dejo formarte la tuya propia.
Mientras escribo: el accidente.
En esta última parte de Mientras escribo, Stephen King relata con todo lujo de detalles los sucesos que se dieron el día del atropello.
Ni que decir tiene que los fans de King, una vez más, disfrutarán de la forma en que describe aquél día, desde los momentos inmediatamente anteriores al accidente hasta el mismo momento del atropello, en el que se apagan las luces y la vida se convierte en una sucesión de flashes.

Sus pensamientos, sus miedos, sus sentimientos durante el proceso de recuperación hasta conseguir sentarse de nuevo en su escritorio ocupan toda la parte final del libro, que conforma un canto a la esperanza y a la fuerza de voluntad.
Y por supuesto, a la satisfacción por obtener la recompensa final.
De aquél fatídico día de Junio del 99 han pasado ya casi veinte años durante los cuales, gracias a Dios, hemos podido seguir disfrutando de las historias del Rey.
Mientras escribo: una opinión.
Si has llegado hasta aquí, tendrás claro que soy un incondicional declarado de Stephen King y que considero Mientras escribo una obra de referencia que todo fan debería leer.
En sus páginas encontrarás todos los ingredientes que el escritor pone en sus novelas, y como resultado obtiene una curiosa mezcla de biografía y manual que, como lector, considero merece —y mucho— la pena conocer.
¿Qué me dices, te he convencido?¿Vas a darle una oportunidad? ¿Lo has leído y quieres comentarme algo? Te leeré encantado 😉